viernes, 25 de octubre de 2013

¡Muy buenamoza está hoy la paccha!

Mario Florián nació en el caserio de Nanshá en la provincia de Contumazá. Fue profesor y poeta. Dejamos aquí algunos poemas suyos, de su vastísima obra poética. Según José María Arguedas, "es el mejor representante de la poesía llamada indigenista. Casi el único poeta que ha realizado la especie de milagro de crear poesía en la que se siente el tono de la canción popular india, sin que se advierta el amaneramiento, la espectacularidad, el sentido demasiado geográfico, que han aniquilado este tipo de poesía en el Perú".

BALADA CAMPESTRE

Muy buenamoza está hoy la paccha
escarmeñando su albo cantar.
Pero Meshita con su batea
- ¡tristeza! - no hay.

Muy palangana está hoy la paccha
con su alamito matrimonial.
Pero Meshita lavando trigo
- ¡tristeza! - no hay.

Muy bien peinada está hoy la paccha,
y sus dos shimbas al cielo da.
Pero Meshita oliendo a albahaca
- ¡tristeza! - no hay.

Muy divertida está hoy la paccha
oyendo sapos decir: ¡cuác, cuác!
Pero Meshita gustando trigo
- ¡tristeza! - no hay.

Muy reilona está hoy la pacca
frente al silencio de su juncal.
Pero Meshita, batea al hombro,
- ¡tristeza! - no hay.

(De poemario "Noval, poema panteísta", 1943)

(Hacer click en más información para ver más poemas)





ALTA PRESENCIA

Sonido, pulpa cenital de Enero.

¿Por qué apareces, padre, como surco sin 
                                                       (límites,
espúmeo de la linfa corriendo de este sol?

Tu epidermis que ciñe total color quebrado
es espejo que copia la sangre del olvido.

Se han ido tus puquiales como palomas tristes
hacia un desamparado breñal de sequedad.

Nosotros, las ovejas, las vacas recordamos
tu ayer que conjugaba su alegría pluvial;

cuando las pétreas flores de truenos y 
                                                 (relámpagos
hacían estremecer a sus tallos de niebla;

cuando toda la tierra, húmeda, germinaba,
y nacían hierbales y mugían repuntes;

Y era chirapa el alba y era la noche lluvia,
era y sunchal de viento deshojado la tarde...

Y hoy nos visitas como soledad o tristeza,
o pupila que llora una pena de siglos.
Y hoy nos visitas como extranjero castigo
que parte en cruz la carne del ruego a latigazos...

¿Por qué así nos afliges? Tal vez, seguramente
por no haber dado cantos al fuego de tu ritual.

Perdónanos, ¡oh padre!, recuérdanos de
                                                    (nuevo...
Y que se quiebre el risco de esta sed que no es
                                                      (tuya.

Que se aleje el perfil  de los campos vencidos
y la búsqueda inútil de rebaños balando.

Que las quebradas toquen sus antiguos
                                         (pincullos,
y venados y tórtolas se extasíen bebiendo.

Que se caigan las nubes que amanecen vacías 
después que, por la noche, anuncian sus aguas.

Que se oculte ya el sol, su delirio escendido,
bajo la medianoche de una cueva sin puerta.

Que golpeen el pecho de la noche temblando
puños de truenos sordos, y se adentren en esos
hasta hacerse ternuras sobre su corazón.

Que traigan las mañanas neblinas caminando,
y sazones nocturnos que desciendan en gotas.

Y así también las tardes - son, chispear,
                                           (arcilla - ,
y las nieblas separen, una a una, sus líneas.

Y así en nuevas mañanas, y así en celajes
                                                    (nuevos,
hasta abrevar muy hondo las raíces terrenas.

¡Sonido, polen cenital de Enero!
¡Longevo calor!

(Del poemario "Noval, poema panteísta, 1943)


PALOMA INDIA

Solloza puquito que tanto la viste
beber a tu orilla y a peinar sus alas.
¡Ha muerto la Urpillay!
¡Ha muerto!

Sollocen quemantes piedras de la tierra,
que, duras, mordían sus pies carminados.
¡Ha muerto la Urpillay!
¡Ha muerto!

Y vosotras, flores de las siemprevivas,
que, desde los bosques, partían a su amor.
¡Ha muerto la Urpillay!
¡Ha muerto!

Y vosotras, filas de tórtolas, que
la rodeaban como a trillado eral.
¡Ha muerto la Urpillay!
¡Ha muerto!

Y, por fin, vosotros, arrullos amantes,
que la enamoraban de invierno a verano.
¡Ha muerto la Urpillay!
¡Ha muerto!

(Del poemario "Tono de Fauna. Canción Pastoril", 1940)


SI VIVIERAS

Si vivieras,
palomita,
flor de mayo
el mundo fuera.
Voz de pacchas
escuchara,
corazón
yo tuviera...
Soy la nube
de la muerte,
taruquita
de la muerte...
Ni quirquincho,
ni antara,
mi soledad
acompañan...
¡Soy la cocha
de la sangre!
¡Soy la nube
de la muerte!

(Del poemario "Urpi", 1944)


LÁGRIMAS DERRAMÉ EN TU SEPULTURA...

I

Lágrimas derramé en tu sepultura,
desagué mi dolor - luna de enero -:
lágrimas de puquial de la espesura.

Lágrimas derramé en tu sepultura
gota a gota, con tinte de romero,
y de zumo de penca la amargura...

II

(Ay, huérfana quedó tu sepultura
labrada en pedernal, bajo agorero
paisaje de perdiz de pluma oscura)...

III

¡Volví!... ¡Volví a mirar tu sepultura!...
Lágrimas no encontré sino una rosa,
y una música en flor, y una figura

¡de espléndido panal por toda losa!

(De "Canto Augural", 1956).

PONCHO

Figura del paisaje, dueño de sus colores,
¿la mujer te ha tejido o la naturaleza?

¿Tus rápidos colores están en plena fiesta?

Poncho.
Bello como las flores, como todas las flores.
Padre fluvial del indio, hermano de la bayeta.

¿A un Ande polícromo tu beldad interpreta?

Ala de qori q'ente, dúctil en sus temblores,
¿vuelas en pos de amores
de camino en camino, de ladera en ladera?

Música de los ojos, halo de surtidores.
Poncho,
¿por qué tu negro tiene violentos resplandores,
por qué tu blanco tiene violentos resplandores,
por qué tu rojo tiene violentos resplandores?
¿Y brillos cegadores
tus otros colores:
los que tiñó, los que fijó
la mano tejedora de anónimos dolores?

Poncho del indio.
Humano.
¡Vibración de colores!

(De "Canto Augural", 1956).


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