viernes, 18 de octubre de 2013

Los liberales de Cajamarca, José y Pedro Gálvez Egúsquiza.

El texto "Los Gálvez" es recogido del libro "El liberalismo peruano" (citado al final con exactitud) de Raúl Ferrero. Este autor hace un breve recuento del liberalismo como doctrina política, de su origen, de su contexto, de sus ideólogos, luego describe el liberalismo en el Perú, que apareció como idea rimbombante a finales del siglo XVIII en el convictorio de San Carlos y, seguramente, de manera clandestina. La iglesia y la corona no permitían el despliegue de doctrinas que erijan la libertad como principio, era revolucionario. De este tiempo, surge la Primera Generación de Liberales según Raúl, entre ellos los precursores: José Baquíjano y Carrillo, Juan Pablo Viscardo y Guzmán, Hipólito Unánue, etc, la Segunda Generación, los republicanos que formaron parte del primer congreso constituyente que dio la carta de 1823: José Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Mariátegui, Francisco Javier de Luna Pizarro, etc. y la Tercera Generación, que tuvo presencia en las cartas de 1856 y 1867, entre ellos: Ignacio Escudero, Ricardo Palma, Benjamín Cisneros y los ilustres hermanos cajamarquinos Pedro y José Gálvez. Dejamos el pasaje del libro en el que los describe.

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LOS GÁLVEZ.

Los hermanos Gálvez eran hijos de don Manuel José Gonzáles de Gálvez Paz y doña María Egúsquiza, vecinos de Cajamarca. Por la línea paterna, descendían de linaje andaluz entroncado con limeños, habiendo sido el abuelo un distinguido funcionario de la Real Hacienda. Por la madre, su estirpe remontábase al general Agustín José de Egúsquiza y Mansilla, noble español que se asentó en la región atraído por los minerales de Hualgayoc, después de haber sido secretario de Cámara de la Real Audiencia de Lima.

Ambos linajes eran, pues, de noble cepa hispana. En la casona solariega de los Gálvez Egúsquiza, situada en la Plaza de Armas de Cajamarca, nacieron los hermanos Juan Miguel, Pedro José, José Gabriel, Isabel María, María Manuela Apolinaria, Francisco y Manuel María. El padre, en aras de su ardiente sentimiento republicano, abrevió su ilustre apellido usando solamente Gálvez como patronímico. Prestó servicios eminentes a la causa independiente, ya fuera en el reclutamiento de tropas o en importantes comisiones militares, por cuyo desempeño mereció el elogio de Santa Cruz y el reconocimiento de Bolívar. Fue diputado al Congreso Constituyente y luego subprefecto de las provincias de Chota y Cajamarca, sucesivamente.

Propugnó el establecimiento en todos los distritos de escuelas de primeras letras, “en donde se enseñaran irremisiblemente la Doctrina Cristiana y las demás máximas de nuestra moral evangélica”, según aparece del proyecto que presentó a la Junta Departamental. Siendo Presidente de dicha Junta, logró que se fundara el Colegio Central de Ciencias y Artes de Cajamarca, cuya dirección ejerció años más tarde. El historiador de nuestros liberales, Jorgue Guillermo Leguía afirma con razón que su figura patricia debió influir grandemente en los hijos, que leyeron en él “la lección reconfortante que dictan la veta y el surco”. Minero, agricultor, guerrero, autoridad provincial y educador, modeló el espíritu de los suyos en los principios de honor, fe religiosa y civismo de que darían muestras en la agitada vida política del siglo pasado.

José Gálvez Egúsquiza, el más alto representativo de nuestros liberales, nació en Cajamarca, el año 1819, e hizo sus estudios de instrucción primaria y media en el Colegio Central de Ciencias y Artes, de cuyo Rector, el clérigo Juan Pío Burga, recibió profunda influencia democrática. Tan pronto hubo egresado del Colegio, se dedicó a la agricultura, en el fundo que la familia heredara del abuelo materno, don José de los Santos Aristizábal. En 1842, reanimóse el ambiente académico por las reformas que Benito Laso introdujo en San Fernando y en el Convictorio de San Carlos, al ser nombrado Ministro de Instrucción por el gobierno de Vidal. Los hermanos José y Pedro Gálvez fueron enviados a Lima para que siguieran la carrera de abogado. Ambos fueron matriculados en San Carlos días antes que asumiera el Rectorado don Bartolomé Herrera. No siguieron estudios iguales los dos hermanos, pues José se inscribió solamente en las asignaturas necesarias para optar el título de abogado, en tanto Pedro, de mayor vocación humanista, se inscribió en el plan total del Convictorio.

Revelaban así los Gálvez cuál habría de ser su trayectoria de vida, como apunta Jorgue Guillermo Leguia: José Ostentará la gravedad y el estilo sobrio que acompaña al saber jurídico; Pedro representará el brillo y la galanura de los que nacieron par la diplomacia. Uno será tajante, el otro de ánimo transaccional aunque apegado a sus ideales. Después del triunfo de La Palma, don Pedro integrará el gabinete ministerial y don José, alerta contra el militarismo, permanecerá en la oposición de modo brioso e implacable.

Fue don Pedro quien recibió mayores distinciones por el mérito de sus estudios, en tanto que don José obtuvo calificativos menos brillantes. En Derecho Natural, estudiaron principalmente a Heinecio, así como fue Pinheiro el autor seguido en Derecho Constitucional. La influencia intelectual de Herrera gravitó sobre los dos hermanos, si bien la inclinación de ambos fue discrepante del maestro, ya que se mostraron adictos al liberalismo. Con todo, en la posición moderada de Pedro Gálvez se advierte la huella del tradicionalismo. La actitud liberal de José fue más acentuada a tono con el apasionamiento de su generoso carácter. A pocos metros del Convictorio, separado sólo por la chacarilla de San Bernardo, el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe, regido entonces por Lorente, formaba a sus educandos en las doctrinas liberales, presagiando el debate ideológico más altura en nuestra historia.


En 1845 recibióse José Gálvez de abogado y al año siguiente se efectuó su incorporación a nuestro ilustre Colegio, que le tocaría presidir como Decano el año 1865, en vísperas ya de su gloriosa inmolación. El mismo año de su incorporación al Colegio, o sea en 1846, contrajo matrimonio con doña Angela Moreno y Maiz. La ceremonia tuvo lugar en la iglesia del Milagro, habiendo sido padrinos los padres del novio, por Pedro Gálvez y doña Pepa Odría. A poco trasladóse al departamento de Junín, en donde su esposa tenía propiedades mineras, pero no encontró las vinculaciones que le hicieras aprovechar su reciente título. Después de residir cuatro años en las ciudades de Tarma y Cerro de Pasco, retornó a Lima para ejercer su profesión más activamente. 

Tomado del libro:

Ferrero, Raúl. Liberalismo peruano: una contribución a una historia de las ideas. Lima: Biblioteca de escritores peruanos, 1958, págs: 57-62.

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