El texto "Los Gálvez" es recogido del libro "El liberalismo
peruano" (citado al final con exactitud) de Raúl Ferrero. Este autor hace un breve
recuento del liberalismo como doctrina política, de su origen, de su
contexto, de sus ideólogos, luego describe el liberalismo en el Perú, que
apareció como idea rimbombante a finales del siglo XVIII en el convictorio de
San Carlos y, seguramente, de manera clandestina. La iglesia y la corona no
permitían el despliegue de doctrinas que erijan la libertad como principio, era
revolucionario. De este tiempo, surge la Primera Generación de Liberales según
Raúl, entre ellos los precursores: José Baquíjano y Carrillo, Juan Pablo
Viscardo y Guzmán, Hipólito Unánue, etc, la Segunda Generación, los
republicanos que formaron parte del primer congreso constituyente que dio la
carta de 1823: José Faustino Sánchez Carrión, Francisco Javier Mariátegui,
Francisco Javier de Luna Pizarro, etc. y la Tercera Generación, que tuvo
presencia en las cartas de 1856 y 1867, entre ellos: Ignacio Escudero, Ricardo
Palma, Benjamín Cisneros y los ilustres hermanos cajamarquinos Pedro y José
Gálvez. Dejamos el pasaje del libro en el que los describe.
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LOS GÁLVEZ.
Los
hermanos Gálvez eran hijos de don Manuel José Gonzáles de Gálvez Paz y doña
María Egúsquiza, vecinos de Cajamarca. Por la línea paterna, descendían de
linaje andaluz entroncado con limeños, habiendo sido el abuelo un distinguido
funcionario de la Real Hacienda. Por la madre, su estirpe remontábase al
general Agustín José de Egúsquiza y Mansilla, noble español que se asentó en la
región atraído por los minerales de Hualgayoc, después de haber sido secretario
de Cámara de la Real Audiencia de Lima.
Ambos linajes eran, pues, de noble cepa hispana. En la
casona solariega de los Gálvez Egúsquiza, situada en la Plaza de Armas de
Cajamarca, nacieron los hermanos Juan Miguel, Pedro José, José Gabriel, Isabel
María, María Manuela Apolinaria, Francisco y Manuel María. El padre, en aras de
su ardiente sentimiento republicano, abrevió su ilustre apellido usando
solamente Gálvez como patronímico. Prestó servicios eminentes a la causa
independiente, ya fuera en el reclutamiento de tropas o en importantes
comisiones militares, por cuyo desempeño mereció el elogio de Santa Cruz y el
reconocimiento de Bolívar. Fue diputado al Congreso Constituyente y luego
subprefecto de las provincias de Chota y Cajamarca, sucesivamente.
Propugnó el establecimiento en todos los distritos de
escuelas de primeras letras, “en donde se enseñaran irremisiblemente la
Doctrina Cristiana y las demás máximas de nuestra moral evangélica”, según
aparece del proyecto que presentó a la Junta Departamental. Siendo Presidente
de dicha Junta, logró que se fundara el Colegio Central de Ciencias y Artes de
Cajamarca, cuya dirección ejerció años más tarde. El historiador de nuestros
liberales, Jorgue Guillermo Leguía afirma con razón que su figura patricia
debió influir grandemente en los hijos, que leyeron en él “la lección
reconfortante que dictan la veta y el surco”. Minero, agricultor, guerrero,
autoridad provincial y educador, modeló el espíritu de los suyos en los
principios de honor, fe religiosa y civismo de que darían muestras en la
agitada vida política del siglo pasado.
José Gálvez Egúsquiza, el más alto representativo de
nuestros liberales, nació en Cajamarca, el año 1819, e hizo sus estudios de
instrucción primaria y media en el Colegio Central de Ciencias y Artes, de cuyo
Rector, el clérigo Juan Pío Burga, recibió profunda influencia democrática. Tan
pronto hubo egresado del Colegio, se dedicó a la agricultura, en el fundo que
la familia heredara del abuelo materno, don José de los Santos Aristizábal. En
1842, reanimóse el ambiente académico por las reformas que Benito Laso
introdujo en San Fernando y en el Convictorio de San Carlos, al ser nombrado
Ministro de Instrucción por el gobierno de Vidal. Los hermanos José y Pedro
Gálvez fueron enviados a Lima para que siguieran la carrera de abogado. Ambos
fueron matriculados en San Carlos días antes que asumiera el Rectorado don
Bartolomé Herrera. No siguieron estudios iguales los dos hermanos, pues José se
inscribió solamente en las asignaturas necesarias para optar el título de
abogado, en tanto Pedro, de mayor vocación humanista, se inscribió en el plan
total del Convictorio.
Revelaban así los Gálvez cuál habría de ser su trayectoria
de vida, como apunta Jorgue Guillermo Leguia: José Ostentará la gravedad y el
estilo sobrio que acompaña al saber jurídico; Pedro representará el brillo y la
galanura de los que nacieron par la diplomacia. Uno será tajante, el otro de
ánimo transaccional aunque apegado a sus ideales. Después del triunfo de La
Palma, don Pedro integrará el gabinete ministerial y don José, alerta contra el
militarismo, permanecerá en la oposición de modo brioso e implacable.
Fue don Pedro quien recibió mayores distinciones por el
mérito de sus estudios, en tanto que don José obtuvo calificativos menos
brillantes. En Derecho Natural, estudiaron principalmente a Heinecio, así como
fue Pinheiro el autor seguido en Derecho Constitucional. La influencia
intelectual de Herrera gravitó sobre los dos hermanos, si bien la inclinación
de ambos fue discrepante del maestro, ya que se mostraron adictos al
liberalismo. Con todo, en la posición moderada de Pedro Gálvez se advierte la
huella del tradicionalismo. La actitud liberal de José fue más acentuada a tono
con el apasionamiento de su generoso carácter. A pocos metros del Convictorio,
separado sólo por la chacarilla de San Bernardo, el Colegio de Nuestra Señora
de Guadalupe, regido entonces por Lorente, formaba a sus educandos en las
doctrinas liberales, presagiando el debate ideológico más altura en nuestra
historia.
En 1845 recibióse José Gálvez de abogado y al año siguiente
se efectuó su incorporación a nuestro ilustre Colegio, que le tocaría presidir
como Decano el año 1865, en vísperas ya de su gloriosa inmolación. El mismo año
de su incorporación al Colegio, o sea en 1846, contrajo matrimonio con doña
Angela Moreno y Maiz. La ceremonia tuvo lugar en la iglesia del Milagro,
habiendo sido padrinos los padres del novio, por Pedro Gálvez y doña Pepa
Odría. A poco trasladóse al departamento de Junín, en donde su esposa tenía
propiedades mineras, pero no encontró las vinculaciones que le hicieras
aprovechar su reciente título. Después de residir cuatro años en las ciudades
de Tarma y Cerro de Pasco, retornó a Lima para ejercer su profesión más
activamente.
Tomado del libro:
Ferrero, Raúl. Liberalismo peruano: una contribución a una
historia de las ideas. Lima: Biblioteca de escritores peruanos, 1958, págs:
57-62.
MUY BUENO
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